COMBATE DE CUCHA CUCHA 23 de febrero de 1814.Primer triunfo de las fuerzas aliadas chileno - argentinasLibro ASI SE PELEABA EN AMÉRICA |
DETALLES DEL COMBATE DE CUCHA CUCHA
En el parte oficial
de la jornada, el coronel Mackenna señala: “Nuestra
pérdida de solo tres muertos, ningún prisionero y ocho heridos, los más
levemente, parecerá increíble a cualquiera que hubiera presenciado la viveza
del fuego, que fue por un tiempo a tiro de pistola. Como los enemigos estaban
formados en pelotón, casi no se perdía tiro y se veía claramente caer muchos,
en particular en tres balas de cañón que solo alcanzó a tirar el capitán (Nicolas) García. Otro oficial (realista) fue muerto por la partida de granaderos
mandada por el capitán graduado don Bernardo Cáceres. Como el enemigo tiene la
invariable costumbre de retirar sus muertos y heridos en el momento que caen,
no es posible decir con certeza su perdida, pero sí aseguro que ha sido muy
considerable. Los cuerpos, oficialidad y tropa se portaron con la mayor
intrepidez, y mi segundo el coronel Alcázar me auxilió infinito,
particularmente durante la decidida maniobra de mudar de posición bajo el fuego
del enemigo…” Este combate levantó en instante la moral de los patriotas y
llenó de satisfacción al general O’Higgins y al gobierno, ya que al fin luego
de meses de inactividad se comenzaba a poner a raya a los realistas. Más aún,
enterados al día siguiente de que una partida realista había interceptado un
convoy que desde Talca llevaba considerables pertrechos y suministros para la
división de Membrillar; el coronel Alcázar salió de inmediato en persecución de
las guerrillas, logrando atacarlas y rescatar satisfactoriamente todo el
cargamento, y aún con el agregado de quitarles además una buena partida de
ganado. Con estas acciones, los patriotas comenzaban a imponer respeto en la
zona.
LA IMPORTANCIA DEL PRIMER TRIUNFO ALIADO
El combate de
Cucha Cucha, si bien puede ser calificado como una acción militar menor,
alcanzó gran trascendencia al constituirse en el primer triunfo de una fuerza militar
combinada, entre patriotas chilenos y argentinos, comandados en esta
oportunidad por un oficial irlandés como lo era Mackenna.
Informado el
gobierno de Buenos Aires de esta acción, envió un elogioso reconocimiento a sus
hombres. Según el historiador argentino Mitre: “En premio de esta acción señalada, el gobierno argentino decretó un
escudo de honor, de que no se hace mención en ninguno de los registros
oficiales publicados, sin embargo de ser un hecho recogido por la historia.”
Otro efecto de
esta acción combinada, es que vino a estrechar el vínculo fraternal entre los
militares chilenos y argentinos, y nada mejor para consolidar una alianza entre
camaradas de armas, que hermanarse en un escenario apremiante, apoyándose
mutuamente en combate contra un enemigo en común, dando estocadas con sable o bayoneta, bajo el
fragor de las balas.
La hermandad y el
reconocimiento quedaron manifestados en distintas muestras de elogio. Don
Domingo Perez, comisario de abastecimientos del ejército chileno, dedicó unos
versos a las fuerzas bonaerenses, y en especial al comandante Las Heras tras
esta acción: “Mil vivas, parabienes mil
elogios—Te da un republicano, valiente Heras, —Por el valor, firmeza y grande
arrojo— Que hoy has manifestado en tu carrera. —Tus heroicas falanges y
oficiales, — Tus bravos compañeros de pelea, —Han dado a conocer fiel heroísmo
— Tan natural en la Argentina esfera. —En ese emporio de tu amante Estado — En
esa ilustre Grecia y gran guerrera—En esa Esparta, esa brillante Roma —Se
producen por Marte, bravos Heras. —Con tu Argentino auxilio y tus legiones.
—Hoy el Chileno Estado se consuela. — Viva la Patria Chilena. —Viva el
Argentino Estado—Vivan los fieles soldados — Con la tricolor bandera.”
Otro punto
importante a mencionar, es que en el parte oficial del comandante Mackenna que
ya hemos mencionado, junto con elogiar el apoyo en combate de los auxiliares
trasandinos, destaca en especial la siguiente acción que presenció durante el
combate: “El siguiente rasgo de valor
personal no debe sepultarse en el olvido. Un cabo del cuerpo de auxiliares de
Buenos Aires, Manuel Araya, viendo a un oficial enemigo que con suma intrepidez
animaba sus tropas, marchó sobre él, lo mata y vuelve en su caballo montado a
la formación”.
Así… se peleaba en América.